Mirando atrás, recuerdo mi debut en triatlón como miembro del Team Sport Spirit. Un 28 de agosto, en el que empezó todo.  Mi primer triatlón, el XXIV triatlón CNSO, al cual iba con mucho respeto más que miedo y al cual me habían motivado a participar varios compañeros en una salida en bicicleta varios meses antes de la prueba.

Me lo habían presentado como la mejor forma de debutar en este mundillo, miles de consejos caían del cielo y todo me parecía demasiado grande e incluso inalcanzable en muchos momentos, aunque siempre hubiese estado ligado al mundo del deporte.

Pasaban los días, entrenamientos interminables, madrugones y siempre que afrontas un reto, parece que te lo tomas con mucha importancia (posiblemente más de la que tiene), pero estaba convencido de que quería hacerlo, quería completarlo ya sin pensar en tiempos ni posiciones y ese día estaba más que marcado en mi calendario.

Recuerdo la semana previa como una semana diferente, intranquila, agitada, con las dudas comunes de un novato. No se equivocaban cuando entre todos los consejos, me recordaban sus nervios los días previos a sus primeras carreras,ya sin hablar del día de la prueba.

Recuerdo la noche anterior como una noche interminable, en la que no creo que haya podido dormir más de 3 horas seguidas pensando en mi primer triatlón. 08:00 am en pie para desayunar, cargar pilas  y a las 09:30 ya estábamos rondando varios compañeros del Team por la playa del Arbeyal (Gijón). Recogida de dorsales, check in y todo listo para la carrera.

Todos los miembros del equipo que participábamos nos juntamos para charlar, fotos, dar ánimos y últimos consejos antes de empezar a calentar.

Primer error… no utilizar el neopreno para el segmento de la natación… indispensable a partir de aquel día (de todo se aprende…).

• 11:30 am, salida masculina. Nunca me he considerado buen nadador y menos teniendo en cuenta que no me iba ayudar nada la flotabilidad del neopreno y que debía nadar en tritraje. Natación muy dura, mucho frío y apenas había calentado, 19 minutos interminables. Salida del segmento en uno de los últimos grupos y transición tranquila con el máximo apoyo de todos los miembros que ese día no competían y que no han dejado ni un momento de animar.
• Mucho frío los primeros tres kilómetros de bicicleta y grupito reducido muy constante, dando relevos muy continuos… pero como todo…llega a su fin. El cansancio muscular y los primeros amagos de calambres se van notando debido al frío y una mala puesta en marcha. Me descuelgo del grupo y finalizo en solitario el segmento de 20 km en 45:15 mins. Recuerdo cada vuelta como una recarga de aire y de fuerza cada vez que pasaba por delante de mis compañeros, la verdad que todo un lujo y un agradecimiento enorme a todos y cada uno de ellos.

De nuevo transición tranquila, calzo mis zapatillas y comienzo a disfrutar de nuevo. La carrera a pie es la disciplina que mejor se me da y a la que más tiempo dedico… por lo que vuelvo a recuperarme rápido y comienzo a adelantar a los triatletas de ese grupo en el que iba en bicicleta. Puedo decir a día de hoy, que tras muchas carreras populares, duatlones, triatlones, travesías, entrenamientos… nunca he disfrutado tanto de esos últimos 5 km. No hacía más que escuchar ánimos cada vuelta que pasaba delante de mis amigos, familiares y miembros del Team Sport Spirit, desde luego, una experiencia maravillosa.

Últimos 200 metros de la carrera, y ya afronto la meta con la satisfacción de haber podido acabar, de haber dado todo lo que he podido, de haberme exigido al máximo los últimos tres meses… una de las mejores experiencias que he tenido y que mejor que en mi primer triatlón. Final de carrera en un tiempo más que satisfecho (01:25:15) y por suerte o desgracia…profundamente enganchado al triatlón.

Agradecer todo y mas a toda la gente que acudió a animarme a la carrera,  a los compañeros que tengo, que es imposible poder cambiarles por otros… montones de consejos que se quedan conmigo para siempre y desde luego a la organización del Club de natación Santa Olaya por haber hecho aquel día inolvidable.

Reflexiones como esta se motivan aún más, en el momento en que estos deportistas/amigos se unen en único grupo, una gran familia como es el Team Sport Spirit y que en cada prueba me dejan aun mas alucinado. Esa pasión, diversión y sobre todo corazón que cada uno de los integrantes pone ya sea para competir (a mejor  o peor nivel) o bien para animar, es la chispa necesaria, el motor que cualquier deportista querría tener para completar sus retos.

Creo que ha quedado más que clara mi respuesta a esa típica pregunta, “¿Por qué tanto tiempo invertido? ¿Qué ganas acabando un triatlón?… Solo se necesitan perseverancia, amor por el deporte y ganas…¡¡¡GANAS DE PASARTELO BIEN!!!

Victor del Coz